Sabemos de sobra que el mundo no está gobernado por la inteligencia. Pero es que el “modelo” capitalista está mucho más en manos de la cretinez y de los mecanismos que se anulan o se aniquilan unos a otros, que del recto sentido de las cosas. Y el factor más tremebundo y disgregador del “modelo”, es precisamente fundamento, tracción y carcoma del mismo al mismo tiempo: la riqueza...
Por otra parte el trabajo físico no hace ricos. Menos aún el intelectual y el artístico. Aunque éstos tampoco pretenden la riqueza. Es más, hasta cierto punto el quehacer intelectual y el artístico la esquivan, pues la atención que requiere perturba la integridad indispensable para propiciar la inspiración. Es decir, no es la inteligencia creativa propiamente dicha lo que genera riqueza. Ni siquiera el comercio tradicional hace por sí mismo opulenta a una persona...
Tampoco viene la riqueza del atesoramiento de papel moneda o del interés bancario. Antes provenía de la usura, de la explotación de otros o del expolio. Hoy es en la especulación y en el acceso al dinero financiero donde está su fuerza motriz. Pero al final, la riqueza está generada por la listeza y por la argucia, asociadas a la falta de escrúpulos y al no tener jamás en cuenta a “el otro”. Además, la especulación y el acceso al dinero financiero necesitan de la complicidad o del amiguismo (que nada tiene que ver con la amistad), con lo que su expansión alcanza a menudo la potencia y proyección de la masa crítica.
Otra vía de acceso a la riqueza en el sistema ultracapitalista, es la hereditaria. Pero por lo que se refiere a las herencias y especialmente a las de viejas fortunas, esas fortunas rara vez no fueron fueron amasadas por mor del abuso, de la brutalidad y de los privilegios de los antepasados y no por su nobleza moral. En todo caso un hombre o mujer honrados que han heredado, puesto que ese origen es ordinariamente espúreo, siempre lavarán el primitivismo acaparador de sus ancestros. Lo harán -o debieran hacerlo- repartiendo la fortuna, que para ellos es gratis, con sus trabajadores, con su familia o con los desheredados. Así es que si efectivamente son honrados, dejarán de ser ricos y se conformarán con lo prudencial.
También la riqueza viene del azar puro. Pero la fortuna que procede del azar es aislada y testimonial, y además las leyes fiscales, exigidas y cumplidas escrupulosamente cierran el paso al enriquecimiento extremo, pues la siguen como a presa segura...
Todo enriquecimiento es, pues, mírese por donde se mire y por definición, injusto: alguien se priva o sufre por cuenta del enriquecido. Nadie puede, "honradamente", hacerse rico Ahorrando como guarda la hormiga para el invierno, sólo es posible un invierno confortable. No más.
En realidad en el mundo se oponen dos concepciones globales sobre la riqueza, dos modos de "estar" en la existencia: "para sí" o "para todos". Una sostiene el derecho a acumular individualmente riqueza y la otra niega ese derecho porque tiene conciencia de que por ella pagan siempre otros aunque estén mezclados con la Humanidad.
Sea como fuere, desde luego nadie puede negar que el universo judío es quien lidera la primera opción y ofrece la mayor resistencia frente a la otra que propugna la sobriedad en provecho de los más.
Dejo al margen a Marx y a Engels en sus análisis insuperables sobre el origen del capital y el de la propiedad privada, por técnicos y economicistas. Y además, porque son millones los expertos exégetas en esa materia. Y lo dejo para ir a la vertiente moral o ética del asunto, pues ninguna religión propaga el abuso de unos semejantes sobre otros, ni predica el derecho del que tiene más a despojar a los demás.
Esto no es una descripción maniqueísta, separadora de humanos buenos y generosos, por un lado, y de humanos malos y egoístas por otro. Esto es para explicar sucintamente cómo está levantada la sociedad capitalista, cuáles son las bases, las raíces, la condición de unos ciudadanos y la ralea de los otros. Sobre todo, por qué ha concitado siempre la repulsa del mundo, el quehacer y el desenvolvimiento elitista y semisecreto del judío.
Israel es la versión del Estado Republicano estadounidense y Ehud Olmert una réplica de Bush en listo.
La realidad y la historia tienen infinitas capas. Sobre todo desde que la civilización ahoga a las sociedades y abarca a casi todo el género humano. Frecuentemente aflora la confrontación práctica –crisis y guerras- entre las concepciones sobre la riqueza a que hice referencia, y de ello se desprende un rencor irremediable e incurable...
Las diferencias están en los orígenes, en las interpretaciones variopintas del Antiguo y del Nuevo Testamento. Sólo un apunte a propósito de esto: quizá precisamente la dispersión, la diseminación y el desarraigo o falta de asentamiento de la raza hebrea han posibilitado la acumulación proverbial de sus riquezas. Otro apunte: yo creo que en el fondo a esa raza nunca le ha interesado fijar residencia. Como muchos personajes en la historia, han preferido influir a gobernar. En realidad quienes dictan la política exterior a Israel están en Estados Unidos. Son hebreos, lobbies o grupos de presión que lo gobiernan a distancia. A fin de cuentas la estrategia del apátrida le facilita considerablemente su operatividad, su movilidad y la ilocalización por dispersión física, de su riqueza.
Pero en el supuesto de que errar eternamente fuera una maldición o una condena, hasta que se erigió el Estado judío en 1947 lo cierto es que la raza hebrea no ha vivido precisamente sólo para sobrevivir o nadando en la miseria, como otras razas. Su historia es la historia del "rico". Y aquí quería llegar...
Si además de haber contado siempre con el máximo poder financiero y con la inteligencia preclara de muchos de sus individuos; si además de avatares milenarios acabaron por "poseer" un territorio; si además de haber sido los más ricos de la creación... ahora concentran también no el poder de siempre sino también el nuclear... Y a todo eso se une la voluntad de poder a que se refiere Nietzsche, el resto del mundo no opulento no tendrá más remedio que revolverse contra ellos.
Por otra parte el trabajo físico no hace ricos. Menos aún el intelectual y el artístico. Aunque éstos tampoco pretenden la riqueza. Es más, hasta cierto punto el quehacer intelectual y el artístico la esquivan, pues la atención que requiere perturba la integridad indispensable para propiciar la inspiración. Es decir, no es la inteligencia creativa propiamente dicha lo que genera riqueza. Ni siquiera el comercio tradicional hace por sí mismo opulenta a una persona...
Tampoco viene la riqueza del atesoramiento de papel moneda o del interés bancario. Antes provenía de la usura, de la explotación de otros o del expolio. Hoy es en la especulación y en el acceso al dinero financiero donde está su fuerza motriz. Pero al final, la riqueza está generada por la listeza y por la argucia, asociadas a la falta de escrúpulos y al no tener jamás en cuenta a “el otro”. Además, la especulación y el acceso al dinero financiero necesitan de la complicidad o del amiguismo (que nada tiene que ver con la amistad), con lo que su expansión alcanza a menudo la potencia y proyección de la masa crítica.
Otra vía de acceso a la riqueza en el sistema ultracapitalista, es la hereditaria. Pero por lo que se refiere a las herencias y especialmente a las de viejas fortunas, esas fortunas rara vez no fueron fueron amasadas por mor del abuso, de la brutalidad y de los privilegios de los antepasados y no por su nobleza moral. En todo caso un hombre o mujer honrados que han heredado, puesto que ese origen es ordinariamente espúreo, siempre lavarán el primitivismo acaparador de sus ancestros. Lo harán -o debieran hacerlo- repartiendo la fortuna, que para ellos es gratis, con sus trabajadores, con su familia o con los desheredados. Así es que si efectivamente son honrados, dejarán de ser ricos y se conformarán con lo prudencial.
También la riqueza viene del azar puro. Pero la fortuna que procede del azar es aislada y testimonial, y además las leyes fiscales, exigidas y cumplidas escrupulosamente cierran el paso al enriquecimiento extremo, pues la siguen como a presa segura...
Todo enriquecimiento es, pues, mírese por donde se mire y por definición, injusto: alguien se priva o sufre por cuenta del enriquecido. Nadie puede, "honradamente", hacerse rico Ahorrando como guarda la hormiga para el invierno, sólo es posible un invierno confortable. No más.
En realidad en el mundo se oponen dos concepciones globales sobre la riqueza, dos modos de "estar" en la existencia: "para sí" o "para todos". Una sostiene el derecho a acumular individualmente riqueza y la otra niega ese derecho porque tiene conciencia de que por ella pagan siempre otros aunque estén mezclados con la Humanidad.
Sea como fuere, desde luego nadie puede negar que el universo judío es quien lidera la primera opción y ofrece la mayor resistencia frente a la otra que propugna la sobriedad en provecho de los más.
Dejo al margen a Marx y a Engels en sus análisis insuperables sobre el origen del capital y el de la propiedad privada, por técnicos y economicistas. Y además, porque son millones los expertos exégetas en esa materia. Y lo dejo para ir a la vertiente moral o ética del asunto, pues ninguna religión propaga el abuso de unos semejantes sobre otros, ni predica el derecho del que tiene más a despojar a los demás.
Esto no es una descripción maniqueísta, separadora de humanos buenos y generosos, por un lado, y de humanos malos y egoístas por otro. Esto es para explicar sucintamente cómo está levantada la sociedad capitalista, cuáles son las bases, las raíces, la condición de unos ciudadanos y la ralea de los otros. Sobre todo, por qué ha concitado siempre la repulsa del mundo, el quehacer y el desenvolvimiento elitista y semisecreto del judío.
Israel es la versión del Estado Republicano estadounidense y Ehud Olmert una réplica de Bush en listo.
La realidad y la historia tienen infinitas capas. Sobre todo desde que la civilización ahoga a las sociedades y abarca a casi todo el género humano. Frecuentemente aflora la confrontación práctica –crisis y guerras- entre las concepciones sobre la riqueza a que hice referencia, y de ello se desprende un rencor irremediable e incurable...
Las diferencias están en los orígenes, en las interpretaciones variopintas del Antiguo y del Nuevo Testamento. Sólo un apunte a propósito de esto: quizá precisamente la dispersión, la diseminación y el desarraigo o falta de asentamiento de la raza hebrea han posibilitado la acumulación proverbial de sus riquezas. Otro apunte: yo creo que en el fondo a esa raza nunca le ha interesado fijar residencia. Como muchos personajes en la historia, han preferido influir a gobernar. En realidad quienes dictan la política exterior a Israel están en Estados Unidos. Son hebreos, lobbies o grupos de presión que lo gobiernan a distancia. A fin de cuentas la estrategia del apátrida le facilita considerablemente su operatividad, su movilidad y la ilocalización por dispersión física, de su riqueza.
Pero en el supuesto de que errar eternamente fuera una maldición o una condena, hasta que se erigió el Estado judío en 1947 lo cierto es que la raza hebrea no ha vivido precisamente sólo para sobrevivir o nadando en la miseria, como otras razas. Su historia es la historia del "rico". Y aquí quería llegar...
Si además de haber contado siempre con el máximo poder financiero y con la inteligencia preclara de muchos de sus individuos; si además de avatares milenarios acabaron por "poseer" un territorio; si además de haber sido los más ricos de la creación... ahora concentran también no el poder de siempre sino también el nuclear... Y a todo eso se une la voluntad de poder a que se refiere Nietzsche, el resto del mundo no opulento no tendrá más remedio que revolverse contra ellos.
Ellos mismos, los hebreos, los judíos o los sionistas son ¡vivir para ver! quienes están vaciando de contenido los argumentos que el mundo justo ha encontrado hasta ayer para deplorar sus expulsiones históricas y para llorar el holocausto. Para llorar el holocausto que sufrieron los seis millones de su raza por la crueldad que ahora ellos inflingen a sus vecinos, con el mismo pretexto de la legítima defensa y con la misma perversa catadura que irradia el protector de todos ellos: Bush y sus secuaces, los congresistas judíos norteamericanos, los holdings financieros judíos norteamericanos y los grupos de presión judíos norteamericanos. Israel y Estados Unidos son en realidad Uno.
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