Esto del "milagro económico español" me suena. Quiero recordar que periódicamente también durante el franquismo, cuando sólo se vivía de la producción de esparto, de la exportación de la naranja y del sol para turistas se sacaba a relucir este mismo eslogan...
Hoy se publican dos gráficos en torno a ese titular, que dan mucho que pensar. Por un lado está el del ascenso de la renta per capita que en 1985 era equivalente al 71% de la Europa de los Quince, en 2004 había ascendido al 90%, y tras las últimas ampliaciones con países más pobres se situaba por encima de la renta media (100,7%) de la Europa de los Veinte. Por otro lado, el gráfico de Infracciones que recoge el número de expedientes abiertos por infringir el derecho comunitario, en el que España figura en segundo lugar, después de Italia, con 166. Pero resulta que, por ejemplo, en materia de medioambiente, aunque no se publica el gráfico al respecto, las infracciones alcanzan el 30%.
Pero, aparte de su oprobioso reparto, ¿qué clase de riqueza produce España en el sector industrial de cualquier naturaleza o en el de la investigación que marcan ordinariamente los índices de explicación más convincente que justifican los cantos de alabanza a la prosperidad? Prácticamente ninguna. ¿Cuál es el foco o la fuente principales de la riqueza, habida cuenta que tampoco el comercio exterior ofrece datos significativos que expliquen el alza progresiva de la renta per capita? Os lo voy a decir: la construcción, la contrucción inacabable, por un lado, con las transguesiones de la normativa local y autonómica que la acompañan, y las infracciones del derecho comunitario global, por otro; sobre todo las de medio ambiente.
Si vd. se impone a sí mismo la obligación de no fumar o no beber durante un mes y rompe su compromiso a los dos días, el grado de satisfacción (riqueza) es proporcional al empeño roto en cumplirlo. Por aquí se explica el nuevo milagro español de la prosperidad. Se acuerdan en los ayuntamientos y similares ordenanzas, limitaciones, calificaciones de terrenos, prohibición de construir en áreas, en parques naturales y en ecosistemas enteros, y luego, al primer descuido político-electoral ¡zas! se saltan a la torera y se obtiene por un lado unos beneficios espúreos para una caterva de cómplices, y puestos de trabajo sin cuento para centenares de miles de inmigrantes. He aquí el milagro económico español, complementado por la privatización que no cesa dejando al margen de la asistencia a numerosas bolsas sociales.
Efectivamente, el rodillo de la transguesión produce una riqueza artificial, pero riqueza al fin y al cabo. Como la ingeniería financiera y el no declarar los beneficios reales las empresas, siempre mucho más atentas a burlar la fiscalidad que a realizar la venta de sus productos. De la infracción vienen los beneficios y al final la riqueza de la que se ufana España. Yo también me enriquecería y fabricaría a muchos ricos si obtuviese una ayuda como la que España viene obteniendo desde su incorporación a la UE, o un crédito blando milmillonario. No es cuestión, en España, de imaginación el enriquecerse y el incrementar la renta per capita. El lema es: legíslese a destajo, acéptense sumisamente las reglas del juego comunitario, y luego transguédase, infrínjase, defráudese y encúbrase también a destajo. Así se hará inmensamente rico propiciando que la correa de transmisión de la riqueza, asquerosa y desigualmente repartida, funcione.
La cuestión final es que es la Naturaleza en primer lugar quien paga los platos rotos, y luego, ¡a ver cuánto dura esto!. Que la generación española y neoliberal de hoy sólo piensa en sí misma porque vive el hoy y el ahora ignorando olímpicamente a la generación de sus hijos y nietos, es una evidencia para la que sólo se requiere un mínimo de sensibilidad. Parece que Al Gore, en su país, que equivale ahora al mundo entero, se dedica a propagar la idea. Hijos y nietos que tendrán probablemente que conformarse con un dedal de agua al día y superar constantemente la tentación de suicidarse o la de hacer la guerra contra quien sea, que es otra de las maneras de quitarse la náusea y el hastío las sociedades sin imaginación de la buena, la creativa. En España la hay, y mucha, pero ¡pobre de los cultos, de los sensibles y de los creativos! Como la buena educación, hay que esconder la cultura, la sensibilidad y la creatividad. Eso, camuflarlas, o emigrar en cuanto se pueda a países donde las tres cosas son tan valoradas o más que la fortuna. Sólo así, inhibiéndose las inteligencias verdaderas o emigrando, el milagro económico español podrá continuar. Mientras, las diferencias entre la construcción de viviendas de mil metros cuadrados para parejas sin hijos y las que no se construyen o se pergeñan con 30 para familias numerosas, son más abismales. Pero ufanémonos, adelante con el milagrito económico español, y a dormir. Por cierto ¿qué me dicen vds. de la ganancia de los bancos 15.730 millones en 2006, un 27,7% más? De ellos sí, de ellos sí que debemos enorgullecernos. De ellos y de sus limpísimos beneficios...
Hoy se publican dos gráficos en torno a ese titular, que dan mucho que pensar. Por un lado está el del ascenso de la renta per capita que en 1985 era equivalente al 71% de la Europa de los Quince, en 2004 había ascendido al 90%, y tras las últimas ampliaciones con países más pobres se situaba por encima de la renta media (100,7%) de la Europa de los Veinte. Por otro lado, el gráfico de Infracciones que recoge el número de expedientes abiertos por infringir el derecho comunitario, en el que España figura en segundo lugar, después de Italia, con 166. Pero resulta que, por ejemplo, en materia de medioambiente, aunque no se publica el gráfico al respecto, las infracciones alcanzan el 30%.
Pero, aparte de su oprobioso reparto, ¿qué clase de riqueza produce España en el sector industrial de cualquier naturaleza o en el de la investigación que marcan ordinariamente los índices de explicación más convincente que justifican los cantos de alabanza a la prosperidad? Prácticamente ninguna. ¿Cuál es el foco o la fuente principales de la riqueza, habida cuenta que tampoco el comercio exterior ofrece datos significativos que expliquen el alza progresiva de la renta per capita? Os lo voy a decir: la construcción, la contrucción inacabable, por un lado, con las transguesiones de la normativa local y autonómica que la acompañan, y las infracciones del derecho comunitario global, por otro; sobre todo las de medio ambiente.
Si vd. se impone a sí mismo la obligación de no fumar o no beber durante un mes y rompe su compromiso a los dos días, el grado de satisfacción (riqueza) es proporcional al empeño roto en cumplirlo. Por aquí se explica el nuevo milagro español de la prosperidad. Se acuerdan en los ayuntamientos y similares ordenanzas, limitaciones, calificaciones de terrenos, prohibición de construir en áreas, en parques naturales y en ecosistemas enteros, y luego, al primer descuido político-electoral ¡zas! se saltan a la torera y se obtiene por un lado unos beneficios espúreos para una caterva de cómplices, y puestos de trabajo sin cuento para centenares de miles de inmigrantes. He aquí el milagro económico español, complementado por la privatización que no cesa dejando al margen de la asistencia a numerosas bolsas sociales.
Efectivamente, el rodillo de la transguesión produce una riqueza artificial, pero riqueza al fin y al cabo. Como la ingeniería financiera y el no declarar los beneficios reales las empresas, siempre mucho más atentas a burlar la fiscalidad que a realizar la venta de sus productos. De la infracción vienen los beneficios y al final la riqueza de la que se ufana España. Yo también me enriquecería y fabricaría a muchos ricos si obtuviese una ayuda como la que España viene obteniendo desde su incorporación a la UE, o un crédito blando milmillonario. No es cuestión, en España, de imaginación el enriquecerse y el incrementar la renta per capita. El lema es: legíslese a destajo, acéptense sumisamente las reglas del juego comunitario, y luego transguédase, infrínjase, defráudese y encúbrase también a destajo. Así se hará inmensamente rico propiciando que la correa de transmisión de la riqueza, asquerosa y desigualmente repartida, funcione.
La cuestión final es que es la Naturaleza en primer lugar quien paga los platos rotos, y luego, ¡a ver cuánto dura esto!. Que la generación española y neoliberal de hoy sólo piensa en sí misma porque vive el hoy y el ahora ignorando olímpicamente a la generación de sus hijos y nietos, es una evidencia para la que sólo se requiere un mínimo de sensibilidad. Parece que Al Gore, en su país, que equivale ahora al mundo entero, se dedica a propagar la idea. Hijos y nietos que tendrán probablemente que conformarse con un dedal de agua al día y superar constantemente la tentación de suicidarse o la de hacer la guerra contra quien sea, que es otra de las maneras de quitarse la náusea y el hastío las sociedades sin imaginación de la buena, la creativa. En España la hay, y mucha, pero ¡pobre de los cultos, de los sensibles y de los creativos! Como la buena educación, hay que esconder la cultura, la sensibilidad y la creatividad. Eso, camuflarlas, o emigrar en cuanto se pueda a países donde las tres cosas son tan valoradas o más que la fortuna. Sólo así, inhibiéndose las inteligencias verdaderas o emigrando, el milagro económico español podrá continuar. Mientras, las diferencias entre la construcción de viviendas de mil metros cuadrados para parejas sin hijos y las que no se construyen o se pergeñan con 30 para familias numerosas, son más abismales. Pero ufanémonos, adelante con el milagrito económico español, y a dormir. Por cierto ¿qué me dicen vds. de la ganancia de los bancos 15.730 millones en 2006, un 27,7% más? De ellos sí, de ellos sí que debemos enorgullecernos. De ellos y de sus limpísimos beneficios...
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